.
.
.
Serpenteando tu costado no sé si aun duermo,
me escurro en rincones donde no llega el viento.
La luz de la ventana sobre nosotros se recuesta,
la mañana destella y se invita a nuestra siesta.
Tu espíritu es el soplo del dueño del tiempo,
el mío es susurro y de él es mi aliento.
Te busca mi boca y la tuya le contesta
y los sueños de ojos cerrados,
una a la otra se cuentan.
Recorro tu regazo y en tu pecho me detengo
un par de manos blancas buscan su dueño.
Dos ramos de dedos pasean traviesos,
y las sombras en la cama dibujan un cuento.
Tu media sonrisa me hace cosquillas,
te despierto con dos besos en cada mejilla.
Te veo y me ves y en tus ojos me veo,
son los espejos más bellos y conocen mis deseos.
Tus brazos me atrapan me refugio en tu cuello
y desde el alma te regalo un suave ronroneo.
Somos libélulas jugando en invierno,
ahora estamos solos suspendidos en lo eterno.
Derrite el calor mi almíbar con tu miel
es alquimia de azúcar mi piel y tu piel.
Mis muslos te cuentan cuánto te extraño.
un pajarito nos silba desde un árbol cercano.
Mis dedos acarician de tu pelo la seda,
nos mecemos entre almohadas
mientras sube la marea.
Serpenteando tu costado no sé si aun duermo,
me escurro en rincones donde no llega el viento.
La luz de la ventana sobre nosotros se recuesta,
la mañana destella y se invita a nuestra siesta.
Tu espíritu es el soplo del dueño del tiempo,
el mío es susurro y de él es mi aliento.
Te busca mi boca y la tuya le contesta
y los sueños de ojos cerrados,
una a la otra se cuentan.
Recorro tu regazo y en tu pecho me detengo
un par de manos blancas buscan su dueño.
Dos ramos de dedos pasean traviesos,
y las sombras en la cama dibujan un cuento.
Tu media sonrisa me hace cosquillas,
te despierto con dos besos en cada mejilla.
Te veo y me ves y en tus ojos me veo,
son los espejos más bellos y conocen mis deseos.
Tus brazos me atrapan me refugio en tu cuello
y desde el alma te regalo un suave ronroneo.
Somos libélulas jugando en invierno,
ahora estamos solos suspendidos en lo eterno.
Derrite el calor mi almíbar con tu miel
es alquimia de azúcar mi piel y tu piel.
Mis muslos te cuentan cuánto te extraño.
un pajarito nos silba desde un árbol cercano.
Mis dedos acarician de tu pelo la seda,
nos mecemos entre almohadas
mientras sube la marea.
.
.
mientras sube la marea.
para F.
.
.
fotos de la musa por chch
.
.